Escribir.

Me impresiona como escribir me calma, como escribir apaga mis sentimientos y me da paz.

Escribir también me seca. Así, como si yo o mi energía fuéramos la tinta que se esparce sin tener noción de su poder curativo. Me deja siempre en un abandonado letargo creativo. No se asemeja a pintar. Pintar siempre es adictivo, siempre quiero seguir y seguir, crear y mas crear.

Escribir no, escribir siempre me agota. Llego con ganas de escribir cuartillas y cuartillas que nunca lleno. 4 o 5 renglones son necesarios para que mis sentimientos y sensaciones me abandonen para volverse un poco mas tangibles.

Escribir me aclara, escribir es mi voz pasiva en presente. Siempre en presente. No hay antes, no hay después. Si se escribe hoy es porque se siente hoy. No otro día. Y de día a día se cambia, se evoluciona, se avanza pero claro, siempre y cuando se escriba.